El acuerdo Mercosur-UE: para el Gobierno, un vínculo “histórico” y para la oposición, “una tragedia”
El Mercosur y la Unión Europea llegaron a un acuerdo tras 20 años de negociaciones y el gobierno argentino lo calificó de “histórico”, a la espera de los detalles sobre los que se avanzan en torno a un vínculo de libre comercio. Sin embargo, desde la oposición remarcaron la negativa de esa pauta, especialmente por la diferencia de fuerzas entre las estructuras para competir.
“El acuerdo alcanzado asegura los principales objetivos trazados por los países del Mercosur ya que mejora las condiciones de acceso en bienes y servicios para nuestras exportaciones, a la par que permite un tiempo de transición para la apertura comercial de los bienes y servicios europeos y preserva herramientas de desarrollo industrial en campos como propiedad intelectual, compras públicas y defensa comercial”, indicaron, en un comunicado, desde el Ejecutivo al mando de Mauricio Macri.
Ese documento resalta lo siguiente: “El 60 por ciento de la oferta del Mercosur se desgravará en un plazo de 10 años o más, un porcentaje muy relevante si se considera que otros países con acuerdos con la UE lograron plazos más breves para la mayoría de los productos”.
Según el Gobierno, el acuerdo “trasciende los fines meramente comerciales y marca un antes y un después en la integración internacional de la Argentina y en el proceso de desarrollo económico nacional”.
Por lo pronto, el tratado implica la integración de la región con un mercado de 800 millones de habitantes, casi una cuarta parte del PBI mundial y con más de 100.000 millones de dólares de comercio bilateral de bienes y servicios.
Críticas
Frente a ese panorama, llovieron las críticas, especialmente de varios exponentes de la oposición, como el caso de Axel Kicillof, ex ministro de Economía en la presidencia de Cristina Kirchner y actual candidato a gobernador para la Provincia de Buenos Aires. Y calificó al vínculo entre los organismo supranacionales como “una tragedia” para los intereses del país.
Entre las razones esgrime, justamente, la apertura indiscriminada a un gran caudal de productos de Europa, en desmedro de la industria nacional. Y todo para generar mayor exportación de las materias primas, un vínculo que remarca lo habitual a lo largo de la historia, pero ahora rubricado en los papeles.